La presencia del este peligros hongo en el país data de fines del 2022, cuando la Dra. Pamela Thomson, directora del Laboratorio de Microbiología Clínica y Microbioma (MCM) de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Andrés Bello (UNAB), lo identificó molecularmente –y por primera vez en Chile–, en muestras obtenidas desde felinos domésticos que habitaban en la Región de Magallanes.
Estas muestras provenían directamente de gatos que fueron atendidos en la clínica veterinaria Timaukel, ubicada en Punta Arenas. Se trataba de pacientes con lesiones en la piel de aspecto ulceroso y sanguinolento, localizadas principalmente en su rostro y cuerpo.
“Dada la necesidad de identificar la especie involucrada, las muestras fueron derivadas y procesadas en nuestro laboratorio”, indica la Dra. Pamela Thomson, quien además de dirigir esta unidad de análisis de UNAB, es académica e investigadora de la Escuela de Medicina Veterinaria.
Tras conocer los resultados, la doctora y su equipo levantaron formalmente la alarma: las muestras indicaban con precisión que se trataba del temido hongo zoonótico Sporothrix brasiliensis, de fácil transmisión a seres humanos y animales.
A la fecha se han confirmado 11 casos (10 gatos y 1 perro), a los que se suman otros 15 sospechosos, provenientes de las regiones Metropolitana y Magallanes, los que están a la espera de ser identificados molecularmente como S. brasiliensis.

Este hongo produce esporotricosis, una infección que se caracteriza por afectar la piel, y en algunos casos, especialmente en personas o animales inmunosuprimidos, puede llegar a manifestarse como una enfermedad osteoarticular, conjuntival respiratoria o neurológica.
La Dra. Pamela Thomson explica que, en pacientes felinos sin tratamiento, los signos clínicos se van intensificando. “Las lesiones se extienden por todo el cuerpo, pueden destruir el tabique nasal, afectar el sistema respiratorio y los nódulos linfáticos. Los felinos pierden peso en forma acentuada, se decaen, pudiendo incluso morir”.
En seres humanos, el hongo Sporothrix brasiliensis genera síntomas similares en la piel, manifestándose con mayor gravedad en personas inmunosuprimidas, pudiendo invadir el sistema linfático y afectar los ojos, la nariz e incluso los pulmones.
En algunos pacientes, incluso pueden haber infecciones diseminadas, especialmente en el paciente oncomatológico, paciente inmunodeprimido, que pueden afectar a un órgano profundo.
Tanto en personas como en animales, las infecciones producidas por este hongo pueden ser tratadas con medicamentos antimicóticos. La terapia debe extenderse por al menos cuatro meses y en algunos casos puede que no se logre una buena respuesta. De hecho, existen antecedentes de pacientes que se han recuperado y vuelto a enfermar.

¿Todos los gatos infectados deben ser sacrificados?
El felino que infectó a su dueña, y del cual se dio aviso, tuvo que ser sacrificado porque había perdido más de 50% de su peso, estaba comprometido su estado general, “entonces a pesar del tratamiento, no tuvo una buena respuesta y por eso tuvo que ser tu ser sacrificado” explica el Dr. Cruz.
Pero todo va a depender del caso, en ningún caso un gato por estar infectado debe ser sacrificado. “Los gatitos puede tener tratamiento igual que el humano” añadió el director de CDEI.